Gossypium / Algodonero
Familia: Malvaceae (Malváceas)
Nombres comunes: Hualoq / Gualok (Qom); Mandiyu (Guaraní); Utku / Utkhu (Quechua, Diccionario Quechua-Español, Cusco, Perú); Cotoner (Catalán); Liñabera, Liñaberadi (Vasco); Algodoeiro (Gallego y Portugués); Cotonnier (Francés); Cotton (Inglés); Katoen (Holandés); Baumwolle / Baumwollstrauch (Alemán); Cotone / Bambagia (Italiano); Bomull (Sueco); Bawelna (Polaco); Vamvaki dendrodes (Griego); Ichcatl (Aztecas); Tamán (Mayas); Panámac (Totonacos); Xilala (Zapotecas); Xúrata (Tarascos); Coyuche. Vidarbha (India)
"El algodón fue introducido por los árabes en Europa, al igual que diversos cultivos, en torno al siglo IX (qutn o qotn, en árabe, deja su nombre en el catalán cotó, y las diversas formas de las lenguas europeas: algodao, cotón, cotton, cotone, etc.) y fue uno de los tejidos que mayores cambios imprimirían a las vestimentas populares, refinándolas y combinándolas con las prendas de lana". (Pedro Martínez Montávez y Carmen Ruíz Bravo-Villasante: Europa Islámica. La magia de una civilización milenaria, Anaya, Madrid, 1992).
Principales especies:
Gossypium arboreum,Familia: Malvaceae (Malváceas)
Nombres comunes: Hualoq / Gualok (Qom); Mandiyu (Guaraní); Utku / Utkhu (Quechua, Diccionario Quechua-Español, Cusco, Perú); Cotoner (Catalán); Liñabera, Liñaberadi (Vasco); Algodoeiro (Gallego y Portugués); Cotonnier (Francés); Cotton (Inglés); Katoen (Holandés); Baumwolle / Baumwollstrauch (Alemán); Cotone / Bambagia (Italiano); Bomull (Sueco); Bawelna (Polaco); Vamvaki dendrodes (Griego); Ichcatl (Aztecas); Tamán (Mayas); Panámac (Totonacos); Xilala (Zapotecas); Xúrata (Tarascos); Coyuche. Vidarbha (India)
"El algodón fue introducido por los árabes en Europa, al igual que diversos cultivos, en torno al siglo IX (qutn o qotn, en árabe, deja su nombre en el catalán cotó, y las diversas formas de las lenguas europeas: algodao, cotón, cotton, cotone, etc.) y fue uno de los tejidos que mayores cambios imprimirían a las vestimentas populares, refinándolas y combinándolas con las prendas de lana". (Pedro Martínez Montávez y Carmen Ruíz Bravo-Villasante: Europa Islámica. La magia de una civilización milenaria, Anaya, Madrid, 1992).
Principales especies:
Gossypium barbadense
Gossypium herbaceum
Gossypium hirsutum
"Las que ellos llaman algodonero arbóreo (Gossypium arboreum Lin.), peludo (G. hirsutum Lin.), y de la India (G. indicum Lin.), me parecen enteramente una misma. Distínguenlos por la cantidad de vello y profundidad de los cortes de las hojas; aunque basta haber visto vivo un solo individuo de algodón para apreciar semejantes notas: por la figura de los gajos, que pende absolutamente de su longitud ó de la profundidad dicha de los senos, por la cerdita que suele observarse en la punta de los mismos gajos, a la cual llaman ya carda, ya rejoncillo, y que he reconocido yo en varias de sus supuestas razas primitivas; finalmente por el matiz de la corola, caracter que no merece refutarse y en que ellos tampoco están de acuerdo. Las hojas del algodonero son muy semejantes a las de la vid, principalmente en lo variables; y si las diferencias que de ellas y otros órganos del vegetal deducen los autores se admitieran por específicas, habrían de reputarse originariamente diversas las ciento y diez y nueve variedades de la vid que yo he publicado, y muchas que nadie ha descrito todavía.
Los llamados herbáceo (Gossypium herbaceum Lin.), de hoja de vid (Gossypium vitifolium Lam.) y de la Barbada (Gossypium barbadense Lin.), constituyen probablemente otra especie; pues parecen á primera vista diferentes de los tres discutidos por las grandes lacinias de las hojuelas de sus cálizes. Sin embargo esta discrepancia, la única que valga algo, presenta una gradación desde el de la India al vitifolio por medio del herbáceo, que la hace muy vaga y dudosa...." (Clemente y Rubio, Simón de R.: "Memoria sobre el cultivo y cosecha del algodón en general y con aplicaciones a España". Biblioteca Universitaria, Granada, España, disponible en Cervantes Virtual).
De la domesticación del algodón se dice que se remonta al 2800 a.C. en la costa peruana,. Se trata de un proceso por medio del cual se adaptan plantas silvestres, extraídas de su medio natural, a determinado hábitat creado por el hombre.
Refiere Wikipedia: Se denomina domesticación de animales o plantas (cultivo) al proceso por el cual una población de una determinada especie pierde, adquiere o desarrolla ciertos caracteres morfológicos, fisiológicos o de comportamiento, los cuales son heredables y, además, son el resultado de una interacción prolongada y de una selección deliberada por parte del ser humano. Su finalidad es obtener determinados beneficios de dichas modificaciones.
La reproducción generalmente se lleva a cabo con fines alimenticios y ornamentales.
El algodón en el Chaco
“Distribuido en distintas provincias argentinas, el “Oro Blanco”, como se lo ha dado en llamar, figura en documentos antiguos. Su siembra y producción se cita en la antigua y desaparecida ciudad de Concepción del Bermejo fundada en la una zona que hoy corresponde nuestra provincia…
Su cultivo también se practicó en la ciudad de Corrientes, fundada tres años después de aquella, en 1588. Es así como con fecha 30 de noviembre de 1601 el teniente de gobernador Diego Martínez de Irala por Auto de esa fecha, distribuyó tierras entre pobladores de Corrientes, en la zona que hoy corresponde al departamento San Fernando en nuestra provincia. Estableciéndose que “los agraciados los destinasen a la siembra de trigo, viñas y algodón”. (García Pulido, José; López Piacentini, Carlos; Riveros Sosa, Horacio; Pérez Ch. Osvaldo; Geraldi, Seferino M.; Miranda, José: “El Chaco Actual”, Resistencia, Chaco1978)
Es a partir de la llegada de los inmigrantes que se asentaron en el Territorio Nacional del Chaco que comienza a consolidarse el cultivo del algodón.
En la últimos años del siglo XIX y principios del XX se mencionan las experiencias de cultivo llevadas adelante por Lorenzo Malatesta en el antiguo Fortín San Carlos; posteriormente en las Colonias Juan Penco, Colonia Benítez y Margarita Belén. El cultivo poco a poco se va extendiendo a gran parte de las colonias del territorio chaqueño.
Entre los primeros colonos dedicados al cultivo se menciona a Juan Penco, Marcos Briolini, Juan Pellizari, Francisco Aguado Baños, etc.
“El interés oficial alentó a los colonos que entre 1911-12 sembraron sólo en Margarita Belén, 368 Has. Cinco años más tarde los algodonales del Chaco se extendieron a 3.075 Has. y, entre l917-18, llegaron a 11.775 Has. a raíz de la suba de los precios provocada por la guerra mundial.” (Romero, Victoria Mabel: SEMBRADORES DE ORO BLANCO, A la memoria de Juan Pellizari y los primeros colonos de Margarita Belén, MUSEO HISTÓRICO REGIONAL “ICHOALAY”, Subsecretaría de Cultura de la Provincia del Chaco).
El algodón, nuestro “Oro Blanco”, emblemático cultivo del Chaco argentino, está presente en el folklore popular y celebrado en todo tipo de manifestaciones artísticas, las letras, la música y la pintura.
Digo el elogio del capullo tenue / Que guarda todo fundamento intacto / Del lienzo tosco, del cendal suave, / La venda leve o refinado paño..... (Zamudio, María Eloísa (1896-1961), de "Elogio del Algodón”).
.....Este es mi Chaco, algodonal tendido / al viento de la tarde que lo ondea / como a un blanco pañuelo estremecido... (Mario Nestoroff (1936-1980), de "Canto al Chaco").
Algodón, algodonero: / qué pena tan olvidada / la pena del cosechero / sobre los surcos doblada.
Tan olvidada y sufrida, / tan muero porque no muero, / sobre los surcos caída / la pena del cosechero... (Meloni, Aledo Luis: "Pena", del libro Coplas de Barro).
GUALOK El algodón
(de LeyendasArgentinas en la Voz y en la Pluma de Inés García de Marqués)
"Esta leyenda está inspirada en el cambio de color de las flores del algodón. Cuando nacen son amarillas, después se tornan rosadas y por último adquieren un tinte amoratado y algo pardusco.
Los escarchados amaneceres tocaban a su fin.
La llanura chaqueña, virgen de ciertas fecundidades, se sintió un día estremecer. Unas semillitas grises, traídas de Oriente habían buscado abrigo en sus entrañas.
Las primeras lluvias de la primavera le dieron blandura propicia... el sol puso tibieza en las cobijas de humus... y el milagro de la tierra pródiga se brindó una vez más a la contemplación de los hombres.
La madre tierra había dado a luz unas plantitas nuevas.
Eran tan tiernas... tan tiernas..., tan delicadas... tan sensibles... que se estremecían de emoción hasta por las ráfagas campesinas que las besaban al pasar.
Cerca del seto crecían otras hierbas vigorosas y fuertes, de hojas carnosas y tallos gorditos.
Y... como en los cuentos y en las leyendas las plantas suelen hablar y los pájaros también... pues he aquí que las plantitas hablaban.
Mientras que las primeras crecían con timidez de doncellas castas... las otras, gorditas y coquetonas se bañaban con las luces de la aurora y hospedaban, en sus robustas siluetas de hierbas golosas, a la luz del sol que les ponía color dejándolas satisfechas... muy satisfechas.
Un día observaron a sus hermanas (débiles y tan tiernas) y se burlaron de ellas (sin siquiera bajar la voz). Tan felices se sentían que hasta se creían con derecho a los desenfados.
Por fin bajó de su carruaje de reina, doña Primavera; y casi increpó a las dulces plantas por su demora en florecer... también a las golosas de la luz solar se las podía reconvenir.
¿Para qué era reina doña Primavera?
... Y se apuraron las flores del borde del seto y echaron a lucir sus galas tintes de rojo..., jugosas y atrevidas (¡qué corolitas tan brillantes!) ¿Y esas debiluchas? ...¿Se habrán atrevido también a decorar sus desgarbadas siluetas? ¡Que extranjeras tontas! (Tontas pero envidiosas...)
Sí señor: Envidiosas. ¿Por qué sino su pálido color amarillo?
Amarillas de envidia. Sí señor, de envidia.
... Y las plantitas lo oyeron...
Y las plantitas se contemplaron unas a otras y se encontraron pálidas (allá en Oriente... eso no quedaba mal) ¡Ah, si ellas pudieran lucir tan galanas como sus vecinas! ...
En eso... (no podía faltar en la leyenda): una hechicera. “Yo os puedo quitar esa palidez y tornaros hermosas... con colores cálidos. Nadie se atreverá a ofenderos más... eso sí: tenéis que prometer en cambio darme vuestros hijos.
(“ ... darme... vuestros... hijos...”)
Y... claro... ¡ eran tan inexpertas... sufrían tanto las pobres plantitas que...dijeron que si ...
Y al punto tornáronse rosaditas, preciosas, atrayentes en sus tonos cálidos.
De pronto... ¡ Dios mío que efímera es a veces la ilusión... que, efímero el triunfo de las bellezas externas...!
¿Ellas prometieron entregar sus hijos a cambio tan sólo de simples colores? ...
Pero ya era tarde... allá a lo lejos se perdía la hechicera diciendo sentenciosa ¡Volveré en febrero a llevarlos a todos¡
Ya no estaban pálidas las florecillas... un rubor de vergüenza cambió el tinte de sus pétalos; y ... cuando ya amoratadas por el sufrimiento ... y angustiadas por la suerte de sus frutos ... se sentían desfallecer: un hada madrina. El hada de los cuentos infantiles.
Una brisa suavecita... suavecita... de dulces consolaciones... y una voz de perdón para las que estaban arrepentidas: morid tranquilas pues a vuestros hijos los protegerá un hada.
Y así... suspirando, cayeron al suelo.
El fruto se hinchaba más y más. Era un vientre grávido... y, los hijos, grisecitos e inquietos se movían como en un colchoncito blando... muy blando... como si estuvieran envueltos en velloncitos de ovejas...
Y, como todo llega, llegó el estío. Ya estaba cerquita febrero y la perilla de algodón abrió sus cinco ventanitas... y por ellas... como majada de corderitos, al conjuro de un hada, echaron a correr los hijos de las dulces peregrinas del oriente que un día se detuvieron en las chacras chaqueñas.
Cuando la hechicera vino a cobrarse... no encontró a ninguno de los pequeñuelos que quería llevar. Estos, escondidos en ropajes blancos, iban por la llanura corriendo y triscando como corderitos.
Y... como esos ropajes fueron fruto de un hada... obra de la caridad... pues -¡natural! Todos los años realízase el milagro de nuevas vestiduras... y siempre hay un poquito de algodón para curar una herida... para preparar una venda... para coser un pañal...
¿Quién dijo que ya no andan las hadas o los ángeles buenos por las chacras chaqueñas? ...
Las que tuvimos la suerte de nacer en esas chacras... y ver crecer los algodonales... regados por sudores santos... removidos con amor por manos trémulas... sabemos que las hadas viven todavía en las chacras chaqueñas... Y aunque otros lo discuten con argumentos de ciencia tipo siglo 20... ¿Qué nos importa...! Soñaremos con las hadas de nuestros algodonales chaqueños... porque, el ser chaqueños nos da derechos para sentir... y para soñar." (extractada de "Leyendas Argentinas en la Voz y la Pluma de Inés Márqués", 1957, compaginación y digitalización realizada por la Prof. Victoria Mabel Romero - MUSEO HISTÓRICO REGIONAL ICHOALAY - Subsecretaría de Cultura de la Provincia del Chaco – M.E.C.C.yT.)
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