Salix humboldtiana Willd / Sauce criollo
Salix humboldtiana Willd. humboldtiana
Sinónimos: Salix chilensis Molina var. crispa Stuck. ex Seckt; Salix magellanica Lam.
Salix humboldtiana fue descrita por Carl Ludwig Willdenow (1765-1812), botánico, pteridólogo, micólogo y farmacéutico alemán.
Sauce criollo en zona de Av. Sarmiento altura 1400, Resistencia (Chaco, Argentina).
'Salix' era el nombre que los romanos daban al árbol y que probablemente derive de la unión de dos palabras celtas, sal (vecino/ próximo) y lis (agua), en alusión al lugar o hábitat preferido del género. (Flora Piacentina, Enumerazione Sistematica Delle Piante, Prof. Alberto Bracciforti, Piacenza, 1877).
El epíteto 'Humboldtiana' otorgado en honor de Friedrich Heinrich Alexander Barón de Humboldt (1769 - 1859), conocido como Alejandro de Humboldt, un destacado geógrafo, naturalista y explorador prusiano.
Familia: Salicaceae.
"Salicaceae: El nombre de la familia tiene su origen en el género Salix L., este a su vez es el nombre en latín para el sauce; sin embargo otros autores creen que Salix se deriva de una palabra en lengua celta que significa "vecino del agua"; aludiendo a la preferencia de éstos árboles por los hábitats ripícolas." (González, J.: “Explicación Etimológica de las Plantas de la Selva”, Flora Digital de la Selva, Organización para Estudios Tropicales).
Origen: Sudamérica.
En Argentina la distribución abarca las Provincias de: Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Chubut, Córdoba, Corrientes, Distrito Federal, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, Misiones, Neuquen, Río Negro, Salta, San Juan, Santa Fe, Santiago del Estero y Tucumán.
Salix humboldtiana Willd. humboldtiana
Sinónimos: Salix chilensis Molina var. crispa Stuck. ex Seckt; Salix magellanica Lam.
Salix humboldtiana fue descrita por Carl Ludwig Willdenow (1765-1812), botánico, pteridólogo, micólogo y farmacéutico alemán.
Sauce criollo en zona de Av. Sarmiento altura 1400, Resistencia (Chaco, Argentina).
'Salix' era el nombre que los romanos daban al árbol y que probablemente derive de la unión de dos palabras celtas, sal (vecino/ próximo) y lis (agua), en alusión al lugar o hábitat preferido del género. (Flora Piacentina, Enumerazione Sistematica Delle Piante, Prof. Alberto Bracciforti, Piacenza, 1877).
El epíteto 'Humboldtiana' otorgado en honor de Friedrich Heinrich Alexander Barón de Humboldt (1769 - 1859), conocido como Alejandro de Humboldt, un destacado geógrafo, naturalista y explorador prusiano.
Familia: Salicaceae.
"Salicaceae: El nombre de la familia tiene su origen en el género Salix L., este a su vez es el nombre en latín para el sauce; sin embargo otros autores creen que Salix se deriva de una palabra en lengua celta que significa "vecino del agua"; aludiendo a la preferencia de éstos árboles por los hábitats ripícolas." (González, J.: “Explicación Etimológica de las Plantas de la Selva”, Flora Digital de la Selva, Organización para Estudios Tropicales).
Origen: Sudamérica.
En Argentina la distribución abarca las Provincias de: Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Chubut, Córdoba, Corrientes, Distrito Federal, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, Misiones, Neuquen, Río Negro, Salta, San Juan, Santa Fe, Santiago del Estero y Tucumán.
Países Limítrofes: Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay.
Nombres comunes: Sarandí, Sauce, Sauce amargo; Sauce colorado; Sace común; Sauce
criollo; Sauce llorón. Ibirá-pucú / Ivirá pucú (palo colorado en
guaraní). Huayaco / Wayaw (quechua). Chorao, Salgueiro, Salseiro, Salso
(portugués, Brasil). Sauce blanco, Sauce criollo (Uruguay). Sauce
chileno, Cheique, Reique, Treique (Chile). Mimbre (Puerto Rico). Itsow
(huasteca, México). Mimbre, Sauce colorado (Colombia). Charahuani rao, Pajarobobo,
Sauco, Sausi (Perú). Humboldts willow, Pencil willow (inglés). Saule,
Saule peuplier (francés). Pioppo, Salice comune (italiano).
"Salix humboldtiana Wild. (sauce criollo): árbol ampliamente difundido desde el norte hasta Chubut. La madera blanda y liviana es excelente para la elaboración de celulosa, para cajonería, envases y embalajes, fabricación de juguetes, mates, bancos rústicos, tirantes para galpones, bateas, palas para horno, remos y fósforos. La decocción de la corteza se bebe como sucedáneo de la quinina: febrífuga, analgésica, sedativa, tónica, antirreumática, astringente y digestiva. La ceniza de la corteza, en macerados, se aplican sobre diversas afecciones cutáneas. Contiene salicina, oxidasa, taninos y resinas.
Las hojas tienen flavonas y hervidas con shampoo revitalizan al cabello (Lahitte et. al., 1997, Dimitri et al.,1997). Contiene ácido salicílico, ingrediente principal de la aspirina. La infusión preparada con las ramas contiene alto contenido de la hormona auxina que estimula el desarrollo de raíces de estaca (López et al., 1984)." (Guía de Consultas Diversidad Vegetal; EUDICOTILEDÓNEAS ESCENCIALES - Clado Rosides - Eurosides I -Malpighiales: Salicaceae (inc. Flacourtiaceae); FACENA; UNNE - Universidad Nacional del Nordeste, Argentina).
Nos dice Hierónymus respecto a Salix humboldtiana Willd.: "N. v. sauce común, sauce colorado.
Árbol abundante y frecuente en las orillas de los ríos de toda la R.A. y que también es cultivado para afianzar á estas. Su altura mayor alcanza a 12 metros y su tronco á un diámetro de un metro. La corteza contiene salicina y en la R.A. se usa el decoctado contra fiebres intermitentes (chucho) y, además, en la tintoría de la lana para teñir de color rosa. La madera es tan útil como la de la especie anterior (en referencia a Salix Babylonica) y se emplea á los mismos fines. El carbón en polvo es conveniente para la fabricación de cohetes y otros fuegos artificiales." (Hieronymus, J.: Plantae diaphoricae florae Argentinae, Buenos Aires, 1882).
Árbol abundante y frecuente en las orillas de los ríos de toda la R.A. y que también es cultivado para afianzar á estas. Su altura mayor alcanza a 12 metros y su tronco á un diámetro de un metro. La corteza contiene salicina y en la R.A. se usa el decoctado contra fiebres intermitentes (chucho) y, además, en la tintoría de la lana para teñir de color rosa. La madera es tan útil como la de la especie anterior (en referencia a Salix Babylonica) y se emplea á los mismos fines. El carbón en polvo es conveniente para la fabricación de cohetes y otros fuegos artificiales." (Hieronymus, J.: Plantae diaphoricae florae Argentinae, Buenos Aires, 1882).
Lillo refiere: "Salix humboldtiana Willd. N.v. Sauce colorado (Chaco); Sauce criollo (B.Aires).
Hab.: República Argentina menos sur de Patagonia. Circ.: m.160.
Abunda en todo el país y como madera es más apreciado que el Sauce llorón; ésta es colorada, elástica, resistente y utilizada para cabos de herramientas." (Lillo, Miguel. Contribución al conocimiento de los árboles de la Argentina, 1910).
Hab.: República Argentina menos sur de Patagonia. Circ.: m.160.
Abunda en todo el país y como madera es más apreciado que el Sauce llorón; ésta es colorada, elástica, resistente y utilizada para cabos de herramientas." (Lillo, Miguel. Contribución al conocimiento de los árboles de la Argentina, 1910).
Sauces en laguna Arguello de Resistencia (Chaco, Argentina).
Árbol de porte medio, follaje caduco, raíces
extendidas, copa de ramas péndulas y hojas simples,
alternas, lianear lanceoladas, color verde claro,tienen los márgenes finamente aserrados. Las
flores son unisexuales, dioicas y se reúnen en amentos, las masculinas amarillentas (unos
7 cm de largo), las femeninas verdosas (3 a 4
cm de largo). Son polinizadas por un amplio espectro de insectos, entre ellos las abejas y los escarabajos (polinización entomófila).Florecen en primavera en coincidencia con la renovación del follaje y fructifican en verano.
Los frutos en cápsulas ovoides encierran semillas cubiertas de finos pelos algodonosos. La dispersión de sus pequeñas semillas se da por el viento y el agua.
Son árboles de gran valor ornamental, muy apreciados en paisajismo. De rápido crecimiento y adaptación aunque prefieren suelos húmedos, su presencia es característica en las riberas de los ríos y demás cursos de agua.
Entre los más ornamentales figuran el 'sauce llorón' (Salix babylonica) y el 'sauce eléctrico' (Salix erythroflexuosa)
Madera liviana, blanda y de fácil trabajabilidad. Entre sus propiedades se mencionan la ornamental, forestal, maderable (embalajes, mangos de herramientas, muebles y carpintería rústicos, leña, etc.), melífera y medicinal.
Los frutos en cápsulas ovoides encierran semillas cubiertas de finos pelos algodonosos. La dispersión de sus pequeñas semillas se da por el viento y el agua.
Son árboles de gran valor ornamental, muy apreciados en paisajismo. De rápido crecimiento y adaptación aunque prefieren suelos húmedos, su presencia es característica en las riberas de los ríos y demás cursos de agua.
Entre los más ornamentales figuran el 'sauce llorón' (Salix babylonica) y el 'sauce eléctrico' (Salix erythroflexuosa)
Madera liviana, blanda y de fácil trabajabilidad. Entre sus propiedades se mencionan la ornamental, forestal, maderable (embalajes, mangos de herramientas, muebles y carpintería rústicos, leña, etc.), melífera y medicinal.
Wikipedia refiere que "La
corteza de sauce ha sido mencionada en antiguos textos de Asiria,
Sumeria y Egipto como un remedio contra los dolores y fiebre y el médico
griego Hipócrates escribió acerca de sus propiedades medicinales hacia
el siglo V a. C.
El sauce y el ciprés
Cuando a las puertas de la noche umbría,
Dejando el prado y la floresta amena,
La tarde melancólica y serena
Su misterioso manto recogía,
Un macilento sauce se mecía
Por dar alivio a su constante pena,
Y en voz suave y de suspiros llena,
Al son del viento murmurar se oía:
Triste nací!... mas en el mundo moran
Seres felices, que el penoso duelo,
Y el llanto oculto, y la tristeza ignoran!
Dijo, y sus ramas esparció en el suelo.
Dichosos ay! los que en la tierra lloran!
Le contestó un ciprés, mirando al cielo.
* Selgas y Carrasco, José, 1822-1882 : Poesías, Octubre 1849; Publicación: Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes)
Las semillas brotaron al poco tiempo, y se desarrollaron formando un ramaje que cubrió el sauce y le quitó, con sus grandes hojas, la belleza del sol y del cielo. Y como si no bastara con tanto perjuicio, las calabazas que nacieron luego, empezaron a doblar con su excesivo peso las delgadas ramas de sus extremos, causándoles grandes incomodidades y dolores. El sauce agitábase y se sacudía inútilmente para arrojar lejos de sí las calabazas; pero los días pasaban en vanos y engañosos esfuerzos, pues la trama sólida y resistente, malograba sus intentos. Sintiendo pasar el viento, le pidió que soplara con violencia y el viento accedió a su deseo. Se abrió entonces hasta la raíz el viejo y hueco tronco en dos partes, las cuales se derrumbaron, con gran dolor del sauce, que hubo de reconocer que su destino lo condenaba a no ser feliz jamás.
Los indígenas americanos centraron en ella la base de sus tratamientos médicos.
El
extracto activo de la corteza llamado salicina, fue aislado en su forma
cristalina en 1828 por Henry Leroux, –un farmacéutico francés– y
Raffaele Piria –un químico italiano– quien entonces tuvo éxito en
separar el ácido en su estado puro, la salicina es ácida en una solución
saturada en agua, y es llamada ácido salicílico por esa razón. En 1897
Felix Hoffman crea una versión sintéticamente alterada (en este caso
derivada de la planta Spiraea) que era menos problemática para la
digestión que el ácido salicílico puro. La nueva sustancia, ácido
acetil-salicílico fue nombrada aspirina por la Bayer AG. Esto le dio una
gran importancia al clasificarse como medicamento no esteroideo
antiinflamatorio." El sauce y el ciprés
Cuando a las puertas de la noche umbría,
Dejando el prado y la floresta amena,
La tarde melancólica y serena
Su misterioso manto recogía,
Un macilento sauce se mecía
Por dar alivio a su constante pena,
Y en voz suave y de suspiros llena,
Al son del viento murmurar se oía:
Triste nací!... mas en el mundo moran
Seres felices, que el penoso duelo,
Y el llanto oculto, y la tristeza ignoran!
Dijo, y sus ramas esparció en el suelo.
Dichosos ay! los que en la tierra lloran!
Le contestó un ciprés, mirando al cielo.
* Selgas y Carrasco, José, 1822-1882 : Poesías, Octubre 1849; Publicación: Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes)
José Selgas y Carrasco (1822-1882)
En ocasiones la historia artística de Murcia tiene en su haber figuras poco reconocidas que el tiempo va cubriendo de olvido de una manera algo inexorable, quizá por la falta de atención a la obra, quizá por la falta de reimpresión de la misma.
José Selgás y Carrasco fue uno de los poetas murcianos más destacados de su época. Su carrera literaria evolucionó en Madrid, a donde se trasladó para trabajar y componer, encontrándose entre los admiradores de sus versos Miguel de Unamuno.
La obra de Selgas es de un lirismo que ensalza la vida hogareña, que utiliza figuras románticas donde una flor o un paisaje dan comienzo a todo un cúmulo de sentimientos, moral, la tristeza, la alegría se dan la mano, lo espiritual y religioso se evocan a través de versos cortos y contenidos. (Región de Murcia digital)
Fábula: El sauce y la calabaza (Leonardo Da Vinci 1452-1519)
En ocasiones la historia artística de Murcia tiene en su haber figuras poco reconocidas que el tiempo va cubriendo de olvido de una manera algo inexorable, quizá por la falta de atención a la obra, quizá por la falta de reimpresión de la misma.
José Selgás y Carrasco fue uno de los poetas murcianos más destacados de su época. Su carrera literaria evolucionó en Madrid, a donde se trasladó para trabajar y componer, encontrándose entre los admiradores de sus versos Miguel de Unamuno.
La obra de Selgas es de un lirismo que ensalza la vida hogareña, que utiliza figuras románticas donde una flor o un paisaje dan comienzo a todo un cúmulo de sentimientos, moral, la tristeza, la alegría se dan la mano, lo espiritual y religioso se evocan a través de versos cortos y contenidos. (Región de Murcia digital)
Fábula: El sauce y la calabaza (Leonardo Da Vinci 1452-1519)
El
mísero sauce, encontrándose con que no podía gozar del placer de ver
sus flexibles ramas tornarse tan gruesas como deseaba, o erguirse en
alto, por impedírselo la vecindad de una vid o de alguna otra planta,
por cuya culpa crecía sin ramas, estropeado y maltrecho, concentró en sí
mismo todas las fuerzas de su espíritu y con ellas, abriendo de par en
par las puertas de la imaginación, empezó en medio de continuas
reflexiones, a buscar entre todas las plantas existentes, con cuál
podría aliarse, que no necesitara de la ayuda de sus ramas. Y tras un
rato de imaginar posibles soluciones, la idea de la calabaza asaltó
súbitamente su pensamiento y lo hizo sacudir con alegría todas sus
ramas, por parecerle que había encontrado la compañía más conveniente a
su propósito; ya que, en efecto, la calabaza es más apta a enlazar otras
plantas que a ser por ellas enlazada.
Y, tomada ya su decisión, extendió al cielo sus ramas, a la espera de algún pájaro amigo que le sirviera de intermediario para la realización de su deseo. Y como viera allí cerca una urraca, dirigiole estas palabras: -¡Oh, gentil pájaro, yo te ruego, en retribución del socorro de cierta mañana, pocos días ha, te prestaron mis ramas cuando un hambriento halcón, cruel y rapaz, iba a devorarte, y por los momentos de reposo que sobre mí encontraste muchas veces, cuando tus alas lo pedían, y por tantos placeres como has gozado a mi abrigo mientras jugueteabas enamorado junto con tus compañeras: por todo eso te ruego que vayas adonde está la calabaza y le pidas unas pocas semillas, diciéndole que, una vez germinadas, yo las trataré tal como, si de mi propio cuerpo las hubiese generado; y emplea así todas aquellas palabras que la persuadan de cuál es mi intención, aunque a ti, maestra en el arte de hablar, no hay necesidad de aleccionarte. Y si haces esto, recibiré tu nido sobre el codo de mis ramas, en compañía de tu familia, sin que me pagues alquiler.
La
urraca, después de convenidas con el sauce y ratificadas las
capitulaciones, entre las cuales figuraba en primer término el
compromiso de no aceptar como inquilinos ni serpientes ni garduñas,
levantó la cola, bajó la cabeza y confió a sus alas el peso de su
cuerpo. Y agitándolas por el aire fugitivo y dirigiendo curiosamente su
vuelo aquí y allá con ayuda del timón de su cola, se acercó a una
calabaza, la saludó amablemente con algunas buenas palabras, le pidió
las deseadas semillas, las cuales entregó al sauce -que las recibió con
alegre semblante- y las plantó en la tierra en tomo del tronco,
previamente removida con su pico. Y, tomada ya su decisión, extendió al cielo sus ramas, a la espera de algún pájaro amigo que le sirviera de intermediario para la realización de su deseo. Y como viera allí cerca una urraca, dirigiole estas palabras: -¡Oh, gentil pájaro, yo te ruego, en retribución del socorro de cierta mañana, pocos días ha, te prestaron mis ramas cuando un hambriento halcón, cruel y rapaz, iba a devorarte, y por los momentos de reposo que sobre mí encontraste muchas veces, cuando tus alas lo pedían, y por tantos placeres como has gozado a mi abrigo mientras jugueteabas enamorado junto con tus compañeras: por todo eso te ruego que vayas adonde está la calabaza y le pidas unas pocas semillas, diciéndole que, una vez germinadas, yo las trataré tal como, si de mi propio cuerpo las hubiese generado; y emplea así todas aquellas palabras que la persuadan de cuál es mi intención, aunque a ti, maestra en el arte de hablar, no hay necesidad de aleccionarte. Y si haces esto, recibiré tu nido sobre el codo de mis ramas, en compañía de tu familia, sin que me pagues alquiler.
Las semillas brotaron al poco tiempo, y se desarrollaron formando un ramaje que cubrió el sauce y le quitó, con sus grandes hojas, la belleza del sol y del cielo. Y como si no bastara con tanto perjuicio, las calabazas que nacieron luego, empezaron a doblar con su excesivo peso las delgadas ramas de sus extremos, causándoles grandes incomodidades y dolores. El sauce agitábase y se sacudía inútilmente para arrojar lejos de sí las calabazas; pero los días pasaban en vanos y engañosos esfuerzos, pues la trama sólida y resistente, malograba sus intentos. Sintiendo pasar el viento, le pidió que soplara con violencia y el viento accedió a su deseo. Se abrió entonces hasta la raíz el viejo y hueco tronco en dos partes, las cuales se derrumbaron, con gran dolor del sauce, que hubo de reconocer que su destino lo condenaba a no ser feliz jamás.
Vínculos
El sauce, El eterno ciclo de la vida, por Miguel Herrero Uceda (en el Portal Ambiente Ecológico, Publicación Mensual de Divulgación de temas Ecológicos).
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